domingo, 9 de agosto de 2009

El asunto Pharmacon (I)

La semana pasada terminaron los posts importados desde el blog de personajes de Ki, y por tanto, hoy comienza de manera oficial la nueva sección Domingos de Rol. Para empezar he seleccionado una partida de Cyberpunk 2020 que jugamos a principios de verano y que a pesar de su fracaso a nivel de conseguir objetivos, fue bastante satisfactoria.

Como la crónica es un poco extensa la he dividido en cuatro partes que se corresponden con los cuatro "actos" de la trama.

Pero antes de nada convendría presentar un poco esta partida, tanto los antecedentes como el contexto.

Ambiente: La partida se ambienta en Megacity 4, Madrid en el año 2220. El Madrid del futuro se parece al actual, sólo que con edificios más altos, más sucio (si cabe) y más violento. Los rascacielos de la lujosa zona corporativa se alzan a lo largo de lo que en un pasado fue la Castellana, ahora convertida en una avenida aérea de cinco niveles. A su alrededor se encuentran los complejos residenciales de clase alta, aislados del resto de la ciudad y con seguridad privada. Los barrios de clase media se expanden kilómetros, y hace tiempo que la gran megaurbe se comió a los pueblos periféricos. Los barrios clásicos del viejo Madrid se quedaron anclados en el siglo XX y sobreviven dentro de la megacity como un corazón que, aunque viejo y podrido, es lo que la mantiene viva. Ahora sus viejos y destartalados edificios son el refugio de la escoria de la ciudad, los desechos de la sociedad tecnológica. Estas dos realidades dentro de la misma ciudad se funden en la Zona de Combate, el antiguo Centro, que combina cybertecnología con cultura underground en un cóctel explosivo de velocidad y luces de neón.

Antecedentes: Pharmacon Industries Corporation ha recibido un importante envío desde ultramar, protegido dentro un tanque criogénico. Su valioso y secreto contenido interesa a más de uno y muchos pagarían millones de créditos por conseguirlo. Pero visto que Pharmacon no aceptará ninguna oferta a cambio del tanque criogénico, las empresas rivales intentarán conseguirlo por otros medios. Bio-Tech Corp es una de esas empresas. Bio-Tech contrató a Jay Coburn, experto en tanques criogénicos, y a un equipo de mercenarios para "extraer" el tanque de una de las instalaciones de Pharmacon ubicadas en el desierto ibérico. La incursión falló, y Pharmacon decidió poner el tanque a cubierto en el edificio principal de la corporación en Megacity 4. Coburn, único superviviente del grupo de asalto, empezó a formar un nuevo grupo para sacar el tanque del edificio de Pharmacon.



Partida: El asunto Pharmacon
Master: Nimendil
Jugadores: Khazum, Ki

Parte I: El cuelgue del Culebra

Jay Coburn (tecnomédico de Ki) y Wilmar Osborne, uno de sus técnicos de prótesis (técnico de Khazum), decidieron preparar el terreno para la incursión a la torre de Pharmacon. Para ello debían encontrar al Culebra, el netrunner adecuado para el trabajo, desertor de Pharmacon. El Culebra no daba señales de vida y había que ir a buscarlo a su refugio. Después de indagar por los bares del underground de Mega 4 consiguieron que uno de los gángsters de la zona, Gordo Master, les diera la dirección del vaquero.

En el camino hubo un par de encontronazos. Un grupo de Inquisidores (banda callejera de caracter clerical, enemigos de las prótesis y la mejora corporal) los registró por si eran "pecadores" llenos de metal. Más tarde, un AV del Trauma Team en misión de rescate los confundió con unos pandilleros y abrió fuego contra ellos. Por suerte el malentendido se solucionó y sólo hubo que lamentar un balazo en la pierna del técnico. Despues de pasar la noche en el hospital Dia Utam (hospital verídico, viene en las páginas amarillas) fueron a ver al Culebra. Una vez allí descubrieron que se había quedado colgado, atrapado en la matriz.

Siguiendo una pista de la chica del culebra, los pejotas contactaron con otro runner en un bar de vaqueros. El tipo, Jonnhy Variable, era un colega del Culebra. Una rápida incursión en la matriz le bastó para saber que su amigo estaba atrapado por un hielo militar soviético en una fortaleza de datos de la segunda guerra fría. Imposible sacarlo de allí. A no ser... durante la tercera guerra, los coreanos diseñaron un virus, Tong35, para atacar los antiguos sistemas soviéticos y robar sus secretos de guerra. Otra visita a Gordo Master en un coche robado y un nuevo trato les permitieron saber que hay una copia de ese virus en Mega 4. Su dueño es el Sumo Inquisidor Pistachos, cabecilla de una de las facciones de Inquisidores. Los pejotas decidieron hacer una visita al Pistachos. Para poder colarse fácilmente en el cuartel general de los cultistas, los pejotas usaron como distracción a los Pirañas, una loca banda local que por extraños motivos simpatizaba con Jay Coburn. Tres mercenarios contratados para la ocasión dirigirían a los caóticos pandilleros. Los pirañas iban armados con armas baratas y excitados por bebidas anfetamínicas, todo suministrado por Coburn.

En seguida se armó un tiroteo en la plaza de Iglesia, frente a la casa de los Inquisidores, entre los guardias cultistas y el batallón de distracción pejotil. Mientras, los pejotas se colaron por el garaje del edificio y subieron al piso del Pistachos. La casa, un viejo edificio del siglo XX había sido okupado por los Inquisidores y sólo un par de plantas estaban habilitadas. Los pejotas entraron con más o menos sigilo en el quinto piso, guarida del Sumo Inquisidor, asesinando al guardia de la puerta. Una vez dentro del piso fueron descubiertos. Comenzó un tiroteo casi a quemarropa. Los pejotas usaban un arco y una pistola pesada y los cultistas armas semiautomáticas. Después de unos adrenalínicos segundos, ambos pejotas yacían en el suelo. El tecnomédico aún respiraba. El Sumo Inquisidor se disponía a interrogarlo cuando, deus ex machina, el AV del Trauma Team, que atendía a la llamada de herida grave del sensor subcutáneo del técnico, se aproximó hasta la ventana. Los mercenarios consiguieron mantener a raya a los cultistas mientras los paramédicos arrastraban los cuerpos dentro del vehículo. Una huida por los pelos.

Wilmar Osborne fue dado por muerto por la gente de Trauma Team al no presentar órgano cabezil. Su cuerpo fue al banco de recambios, aunque los agujeros de bala repartidos que presentaba no dejaron mucho que aprovechar.

La anécdota de la muerte y el porqué de la ausencia de cabeza merecen ser contadas con detalle. Coburn entro con sigilo en el piso y sorprendió desprevenido a un cultista en la cocina. Intentó matarlo en silencio con el arco, pero la flecha erró el tiró y el cultista comenzó a disparar sobre él. Osborne, el técnico, vigilaba las escaleras y al oir tiros corrió dentro del piso a ayudar. En el pasillo se topó con otro cultista. Después de un intercambio de tiros, una ráfaga de la Uzi del cultista impactó a Wilmar. Este intentó un disparo contra el inquisidor a pesar del shock. La sangre del suelo y el mareo le hicieron resbalar y el arma se le disparó. La mala fortuna quiso que la bala perdida le impactase en plena cara. Una bala del 12. El cerebro de Wilmar Osborne pasó a formar parte de las paredes del piso.

Jay Coburn, el tecnomédico, sobrevivió a duras penas. Numerosas heridas de bala. Una pierna irrecuperable que tuvo que ser amputada. La recuperación le llevó más o menos un mes, durante el cual, mientras no estuvo drogado con analgésicos, diseñó la siguiente parte del plan.

El Culebra acabó frito. Sin el virus coreano no pudo aguantar mucho tiempo en ese hielo soviético. Después de una semana le empezó a salir humo por las orejas y hubo que desconectarlo. Los del TT declararon muerte cerebral y se lo llevaron al banco de cuerpos. Jonnhy Variable, colega del Culebra, aceptó encantado sustituir a su viejo socio en el trabajito de Pharmacon.


Y hasta aquí por hoy. El próximo domingo la segunda parte de la crónica: El asalto a Pharmacon Tower.

1 cosas (no) relacionadas:

Ki dijo...

que grande esta siendo esa partida... ya he diseñado la estartegia para continuar en el 5º capitulo... aprovechando que soy el unico que sigue vivo

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